México.- En 1864 en Rusia, Piotr Arseneevich Smirnov, con su impulso emprendedor y la temprana decisión de desarrollar recetas con los ingredientes más puros, creó Smirnoff, el vodka más destacado en la historia; su sabor era (y sigue siendo) superior, convirtiéndose en “el vodka oficial para el Zar Alejandro III”, una distinción única y relevante.
El vodka más famoso se disfruta frío
Para quienes aman Smirnoff, es muy claro que debe de tomarse frío, sin añadirle hielo. Además, para apreciarlo en la mejores condiciones conviene beberlo solo; dada su composición, no suele congelarse de forma habitual por lo que podrías guardarla en el refrigerador y en el congelador sin temor, para disfrutarlo frío y brindar como lo harían los rusos, diciendo ¡Na zdarovie!” (¡A tu salud!).
¿Rusia o Polonia? El origen de la mítica bebida
Aunque desde siempre se le ha atribuido el origen del vodka a Rusia y es un símbolo nacional de dicho país, su origen resulta muy polémico y disputado con Polonia, ya que, los primeros en elaborar esta bebida para consumo propio fueron los monjes polacos, quienes, ante la imposibilidad de producir vino en estos países donde la climatología es tan adversa, encontraron en el vodka una opción que se adaptaba más a las condiciones del territorio que habitaban.
Smirnoff, un proceso de elaboración con todo cuidado
Solo los granos más finos son cuidadosamente seleccionados para crear un alcohol de grano neutro que luego es triplemente destilado; este proceso purifica el alcohol y da como resultado un espíritu “más ligero”.
Una vez que se destila el alcohol, éste ingresa al sistema único de filtración de carbón, donde pasa a través de 10 columnas de carbón durante un máximo de 8 horas, para eliminar cualquier impureza restante. Finalmente, el licor se mezcla con agua pura desmineralizada para ser embotellado, dando como producto un vodka excepcionalmente suave.